viernes, 19 de abril de 2013

Tres momentos de la democracia y una propuesta anticaudillo

Posted by Gonzalo Rojas Ortuste 14:42:00, under | No comments

En los treinta años de democracia que acabamos de cumplir hemos producido tres momentos de convergencia importantes. Los tres se tradujeron en victorias electorales, veamos. La primera rápidamente evaporada, dio lugar a la constitución del gobierno de la UDP iniciando el ciclo hasta ahora sustentado de arreglos de la titularidad política vía la disputa en las urnas. La segunda, fue alrededor del denominado “Plan de todos” que era una propuesta modernizadora del Estado en los noventas. La tercera, fue la de finales del 2005 cuyo régimen estamos viviendo. Formalmente ésta última es la más relevante, pero ahora, época post-TIPNIS, sabemos que la Constitución tiene que ver más con retórica legitimadora. La segunda sobre todo nos dejó la descentralización municipal. En conjunto, en perspectiva democrática y no sólo de régimen político, la notable energía y tiempo de dedicamos los bolivianos a la política, auténtica república tumultuosa como escribe Maquiavelo, ha dado muy modestos resultados. Si a ello agregamos la reiterada, y hoy más que nunca, vigencia del caudillismo que en su ápice tiene a un presidencialismo exacerbado, poco amigo de la concertación y el apego a la ley –sobre todo aquella que obliga un Estado democrático de Derecho- la cosa es más preocupante. En suma, produjimos victorias electorales y no mucho más. ¿Pesimismo? No, sentido común; más allá de los indicadores o conceptos elaborados, basta ver el vecindario regional, seguimos a la cola en Suramérica y en América Latina en cualquier importante rubro de bienestar o sociedad de vida democrática. Poca gente, del oficialismo o no, puede argumentar con solvencia a favor de los inequívocos rasgos de autoritarismo del gobierno. El último ejemplo, porque el “parajudicialismo” es ya bien conocido, es la reacción del masismo ante la declaración de inconstitucionalidad de la figura del desacato por el Tribunal Constitucional, que intenta apartarse del estigma de ser un órgano tomado por el poder político. Inmediatamente han sostenido que los enjuiciamientos seguirán con otra figura que persista en esa condición de desigualdad entre autoridad –sinónimo aquí de ungido- y cualquier ciudadano “de a pié”. Los bien intencionados, los que se esfuerzan por no ver que lo del 2006 fue una ilusión, quienes se resisten a ver que lo de Chaparina y la VIII marcha por la defensa del TIPNIS fue, verdaderamente una epifanía, una revelación del carácter gremialista del régimen solo pueden elabora argumentos de inclusión social. Lo presentaremos sin caricatura para evaluar sus méritos. En la historia “larga”, que en Bolivia son cuatro o cinco décadas, se dice que valoraremos a este tiempo como apreciamos hoy la democratización social producto del 52. El argumento es interesante, pero es también muy funcional para cualquier gobierno que ejerza arbitrariedades presentes, con el inventario de que en el balance serán bienes futuros. El problema aquí es que la presente generación, tenga que “sacrificarse” en aras de un bien por venir. Lo de inclusión social ya se logró y no me parece que se lo debamos abonar al MAS sin más, sino a la acumulación democrática de los bolivianos y bolivianas que hacemos de la política la ocupación nacional por excelencia. Así pues no podemos seguir repitiendo lo mismo, producir una victoria electoral -en el mejor de los casos- alrededor de otro caudillo, uno con más o menos carisma que los que ya pasaron por la silla presidencial y con alguno o mucho mérito. Postulo que no hemos resuelto lo principal de nuestro déficit político, que es la validación ritual y reiterada (como todo rito) del caudillo mayor, del “jefazo”. Porque lo que suele complementar la reticencia a pensar alternativas al masismo, es el argumento de que “no hay quien”, en la ausencia de una figura descollante en la oposición. Además de tener presente que el hacer política que no sea oficialista está satanizado, con afirmaciones muy parecidas a la que escuchábamos a los militares cuando se las daban de “salvadores de la patria” en los 60s y 70s, es necesario romper ese círculo de ungir hoy a uno para que, con seguridad, nos decepcione mañana. Entre otras cosas, porque las tareas que acometa con éxito, para no hablar de la hybris del mesías del momento, son desproporcionadas y algo –si no mucho- tiene de esperanza ilusoria. Como el 2014 habrán elecciones, la principal ganancia que nos dejó el agonista Dr. Siles Zuazo, y tendrán que postularse binomios a las principales magistraturas y como pienso que las monarquías son tan odiosas como las diarquías en el mundo contemporáneo, hay que demandar equipos explícitos de gobierno. Esto significa que nuestros seguros candidatos, donde sin duda estará el Presidente Morales, (no importa que la Disposición Transitoria Primera de la CPE, en su parágrafo II diga textualmente que “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de nuevos periodos de funciones”) nos presenten equipos de gobierno, si se quiere, el núcleo de su gabinete en caso de ser electos. Sabemos que es atribución del Presidente , pero la petición ciudadana es a los candidatos presidenciales y vicepresidenciales. De lo que se trata es saber quiénes serán sus Robespierre y sus Fouché, o si se quiere en versión anglo sajona sus Disraeli (como escribo de un envión, no deja de ser significativo que me tenga que ir a siglos pasados para señalar ministros de importancia). Ya puestos a pensar en figuras nacionales, es curioso que el gabinete de notables que me viene a la memoria es del Gral. Ovando, no un gobierno constitucional, allá por 1969 con Pepe Ortiz Mercado, Marcelo Quiroga y Mariano Baptista. Para ponerlo con la formalidad altoperuana, demandemos ciudadanamente la explicitación, a nivel de compromiso de candidatos, las cabezas de gabinetes por áreas: económica, política, asuntos internacionales y sociales. Puede facilitar alianzas y acaso convergencias programáticas. Por supuesto la dinámica política siempre demandará cambios y los famosos enroques, pero ya será ilustrativo saber en quiénes se está pensando para las responsabilidades de Estado que ya es hora que deje de ser fruto del llunkerío, la improvisación o el enriquecimiento personal/gremial. Sé que el país cuenta –como también ha tenido algunos en el pasado- con esa gente: mujeres y hombres, originarios y contemporáneos, cambas y collas. Hay tiempo para ir preparando eso, para no seguir tropezando y seguir de tumbo en tumbo.

Presentacion del libro Vicente Pazos Kanki y la idea de república

Posted by Gonzalo Rojas Ortuste 14:30:00, under | No comments

• Vicente Pazos Kanki y la idea de República. Temprano mestizaje e interculturalidad democrática germinal. Gonzalo Rojas Ortuste*. Este pequeño volumen es parte de una colección que el CIDES-UMSA espera impulsar con otros miembros de la Universidad pública, aparece junto con Andrés Ibañez. Un caudillo para el siglo XXI. La comuna de Santa Cruz de 1876 de la autoría de Carlos Hugo Molina, mismos que se presentaron recientemente al público. Ambos libros, que son inicio de un emprendimiento por “reinventar la tradición” que han generado importantes pensadores bolivianos desde el siglo XIX. En el caso específico del título que presentamos, se enfatiza el compromiso republicano de Pazos Kanki, notable activista de tal proyecto político en ambas orillas del Atlántico al inicio de ese siglo, así como se señalan las fuentes del humanismo cívico, incluidos los aristotélicos escolásticos y del realismo político en su admirable vida. El texto presenta un ideario de Pazos, a partir de sus intervenciones en periódicos que él mismo cofundara en Buenos aires al inicio de su fructífera carrera, donde ya se perfila su militancia a favor del republicanismo, en su vena antimonárquica, pero también de promotor incansable de derechos y deberes ciudadanos. Más adelante se dedica un capítulo a su recordada intervención contra el proyecto de notables líderes argentinos por instalar una monarquía indígena, donde destaca su vigor en el planteamiento de igualdad básica de los nuevos ciudadanos, a pesar de su nunca negado orgullo de tener sangre india en sus venas. De la misma índole, otro capítulo, sobre su magnífico opúsculo sobre el Dr. Gaspar Rodriguez de Francia, temprano dictador del Paraguay, donde destaca el papel de los jesuitas en la configuración de un orden misional, que a pesar de las virtudes morales de sus impulsores, no resulta un esquema de gobierno propio de hombres libres, como él aspira a conformar en nuestras latitudes. De paso, señala anticipadamente, esta tendencia de nuestros pueblos en erigir caudillos en quienes se hace depender los destinos públicos de sociedades enteras, y que terminan imponiéndose incluso a las pomposas constituciones de cuya promulgación son impulsores en su momento. También se encontrarán dos vertientes de las influencias intelectuales y políticas de su formación y convicciones. Primero, del padre del republicanismo moderno, Maquiavelo, leído (y a veces explícitamente censurado por sus difusores jesuitas) muy influyente desde el Siglo de Oro español y junto con Rousseau de los autores más leídos en la Academia Carolina de Charcas, donde Pazos estuvo luego de terminar sus estudios formales como doctor en Teología en Cuzco. Allí probablemente coincidió con Pedro D. Murillo, pero nunca lo nombra cuando se refiere, sin modestia, a las luchas de los paceños en pro de su independencia. Expresamente cita apellidos de “mestizos” y contrasta la fiereza de la represión monárquica sobre ellos, distinta a la menos violenta contra criollos uruguayos. Otra fuente, más cercana en el tiempo es Thomas Paine, periodista y activista republicano como él mismo. Es uno de los traductores de El sentido común, notable opúsculo del inglés, ciudadano francés y seguidor de la nueva república, Los Estados Unidos de América. La investigación realizada se encontró con el trabajo del historiador cubano (residente en México), Rafael Rojas, que ha identificado otros traductores de la estupenda obrita de Paine, donde no menciona a Pazos; pero muestra varios republicanos de su estirpe, todos con algún paso por Filadelfia, la inicial capital de esa naciente república, que entonces acogía y publicaba a estos americanos que pugnaban por formar repúblicas al sur del continente. De hecho, allí le dirige Pazos sus excelentes Letters (al honorable Henry Clay, que fuera uno de los representantes estadounidenses al congreso Anfictiónico de Panamá que convocara Bolívar). Otro capítulo importante es el dedicado a recuperar el vínculo con el Mcal. Andrés de Santa Cruz. Se restituyen las páginas en anexo dedicadas a este estadista, así como la dedicatoria que le dirigiera en la edición príncipe de las Memorias histórico políticas y que su editor del siglo XX, Gustavo Adolfo Otero, excluyera en la misma versión (de 1979) que encontramos hoy en las librerías de nuestras ciudades. Otro texto del historiador H. Vazquez Machicado que se encuentra con facilidad sobre Pazos Kanki en librerías es el referidos a sus “plagios”. Se llama la atención sobre los estándares anacrónicos (de siglo XX) para tal calificación y se ejemplifica con una conocida expresión de Monstesquieu, que repite Paine, luego Vizcardo Guzmán (pionero de Francisco de Miranda) y finalmente los traductores de Paine, donde ninguno cita al ilustre autor de El espíritu de las Leyes. En el volumen también se interpretan episodios como el de la Isla Amelia en las costas de Florida que Pazos intentó sea una república, aunque poblada por corsarios y piratas, con constitución “traducida” de la norteamericana, y sus preocupaciones por vincular a Bolivia con el Atlántico a través de ríos navegables afluentes del Amazonas, mostrando su comprensión de las fuerzas geopolíticas del siglo XIX, cuestiones estas que se conoce con algún detalle gracias al trabajo de eminentes historiadores estadounidenses como Charles Bowman y Charles Arnade. El Dr. Gustavo Fernandez Saavedra, ex Canciller de la República, que tuvo la amabilidad de auspiciar con sus palabras la presentación de este librito, ha señalado que siendo breve, contiene la densidad necesaria para pensar las circunstancias actuales, vitalizando la mencionada tradición, y que los reclamos de Don Vicente Pazos Kanki siguen pendientes para los desafíos del presente, aun cuando se ha avanzado en la conformación de una patria con cabida para todos y todas.