lunes, 27 de octubre de 2014

El cambiante sistema partidario boliviano

Posted by Gonzalo Rojas Ortuste 17:51:00, under | No comments

(publicado en ANF virtual, abril 2014) ¿Hay modificaciones en el sistema de partidos hoy? Para responder esto veamos sucintamente la evolución de tal cosa en las dos últimas décadas. Los noventas del siglo anterior pueden verse como el momento del sistema multipartidista moderado asentado en tres partidos principales; el MNR, la ADN y el MIR. Como los acontecimientos políticos en nuestro país se desarrollan vertiginosamente, este sistema ya empieza a mostrar sus dificultades a finales de aquella década y para inicios del 2000 ya no hay duda de su crisis. Ésta es inocultable el 2003 y por ello el MAS copa el espectro electoral en 2005 y es el actor protagónico, casi único, hasta inicios de su segundo mandato en 2010 que parece un monólogo. Es verdad que ese primer periodo le tocó enfrentar una oposición virulenta, con anclaje regional y eso ayudó a aumentar su electorado para aquel referéndum que terminó siendo ratificatorio, abonando también el posterior desempeño electoral que le dio los dos tercios en las cámaras legislativas. Ahora bien, eso ha cambiado en términos de percepción de importantes sectores de la ciudadanía como es sabido, sin que le impide ser el con mayor adhesión. Aunque sigue habiendo un núcleo duro de sectores de extracción popular que apoya incondicionalmente al presidente Morales y su partido, hay otros que no, y por ahora seguramente son minoría, como lo fue el MAS en las primeras incursiones electorales con Evo Morales al frente como diputado uninominal. A diferencia de Convergencia Nacional que se armó improvisadamente para enfrentar al MAS en 2009 hoy hay un trío de fuerzas, que con sus dificultades, están considerando alianzas para conseguir una disputa en mejores condiciones, así la mesa de la lid esté inclinada a favor del “carro del corregidor” (el caso del árbitro poco confiable, el TSE y la abierta campaña oficialista, por ejemplo). Como es conocido, recientemente el MSM y el MSD con sus visibles jefes Juan del Granado y Rubén Costas han difundido un importante documento donde identifican 10 coincidencias programáticas. Sólo una lectura muy mezquina podría sostener que no son relevantes o lo son poco. Más aun cuando consideramos las trayectorias políticas de cada agrupación y principalmente de sus cabezas, más tienen en común importantes gestiones gubernamentales en ámbitos subnacionales. Se ha dicho recientemente que sería paradójico que justamente el Frente Amplio -y allí dentro UN y su visible pre-candidato Samuel Doria Medina- quede fuera de un esquema de unidad, cuando precisamente desde allí se pregonó esa necesidad. Ambas opciones hasta ahora han ido transitando por caminos novedosos. El acercamiento, que no alianza todavía, entre el MSM y MSD han preferido priorizar una agenda programática, casi para desesperación de cierta audiencia política que preferiría el viejo estilo de “ya nos unimos, ahora a ver que proponemos”. Son temas relevantes que tienen que ver con la vitalidad de la democracia contemporánea, en los aspectos específicamente políticos (Edo. de Derecho, autonomías de verdad, etc) hasta mayormente de la vida cotidiana de la ciudadanía (seguridad, trabajo digno y erradicación de la pobreza). Los otros, los del FA, con esa iniciativa inédita a escala nacional de seleccionar candidato por la vía de una “encuesta vinculante”, que tuvo éxito en Beni hace poco. No es una novedad menor en un país de tradición caudillista como el nuestro. De algunos/a de los/a que conozco se que son gente con cabeza y personalidad propia para no estar formando parte de ninguna puesta en escena, como se ha insinuado maliciosamente desde el oficialismo. Si, así sea por razones de sobrevivencia, no sólo de ellos sino de la misma democracia, la tentación caudillista es refrenada es posible incluso pensar en una articulación mayor. De hecho, acabamos de conocer una disidencia democrática en esa dirección desde José A. Quiroga y Loyola Guzman. En suma, no hay por qué desahuciar las voces críticas de muchas cosas que están en la actualidad noticiosa de los últimos meses, que ponen en serio cuestionamiento lo que parecía una hegemonía indiscutida, al menos en el plano ideológico, del MAS. No hay que olvidar que cualquier discurso político debe necesariamente interpelar en términos también de valores morales, que para ser efectivos necesitan cierta credibilidad que está en consonancia con las acciones. Y de eso los actuales jerarcas del oficialismo, como lo ha destacado con absoluta pertinencia la CEB, como vocera autorizada de la Iglesia Católica en Bolivia, están dando mucho para el desaliento, cuando menos de esa coherencia acciones-juicio moral. La(s) Iglesia(s), no ahora, sino en las últimas décadas ha(n) sido una voz, en registro moral, de asuntos como son los bienes políticos intangibles que consistentemente han sido audibles para una muy importante parte de la ciudadanía que comparte esa educación moral. Incluso una sociedad de las características de la boliviana, laxa en varios aspectos de carácter, requiere de esos componentes a la hora de establecer legitimidad. Por eso las destempladas descalificaciones a la voz de la CEB o de las críticas, incluidas las de ex masistas, varios de ellos de conocida trayectoria política, van mostrando por contraste que no es imbatible la imagen construida del actual presidente y menos la del vice (como apuntaba recientemente un exmandatario). Así, quienes son críticos hoy del proyecto masista pueden representar opción legítima de reconfiguración democrática sin desandar lo conseguido en este reciente tramo. No hay régimen monopartidario en el mundo que pueda ser considerado democrático, aunque pueda ser muy eficiente satisfaciendo demandas corporativas, de sector o de sus jerarcas. Esa es una posibilidad remota en nuestro país y de los y las ciudadanas activas depende también de que así de lejana siga siendo.

Presidente boliviano en Chile

Posted by Gonzalo Rojas Ortuste 17:47:00, under | No comments

(publicado en Agencia Nacional Fides, ANF, marzo 2014) Esta vez el encuentro entre el presidente de nuestro país y del vecino chileno ya fue entre quienes perdieron la inocencia. Desde luego los protocolos se siguieron, como debe ser, pues están establecidos para eso, para facilitar los encuentros y eventuales conversaciones entre altos representantes -aquí nunca se insistirá demasiado en esa investidura-. Si se podía abrigar, con alguna razón, por los antecedentes políticos y personales de la mandataria, algún cambio significativo luego de la presentación ante la Corte de La Haya, respecto a su predecesor en la Moneda, pues nada de nada. Del tema marítimo, el principal de la famosa agenda de los 13 puntos que estableció la Sra. Bachelet con nuestro gobierno en su anterior periodo, ahora nos dice, que se pueden retomar los otros doce, pero ese principal no puesto que está ante cortes internacionales. Difícil una postura más inflexible, considerando que nuestro pedido ante tales jueces es el de retomar un a negociación de buena fe. Por aquí, casi con embeleso se repite “es que Chile tiene políticas de Estado”. Sostengo que es la posición más cómoda del que se siente fuerte ante el que considera débil. Ni la más lúcida, ni la más generosa, desde luego. Por eso hace bien nuestra Cancillería, y nuestro Agente Especial ante La Haya, en mantener la demanda estando a puertas de la presentación de la memoria que sustenta la demanda. Algún senador (de la Cámara que se ocupa de asuntos internacionales) de la oposición, sorprendente y desatinadamente habló de “congelar” dicha demanda. Nada serían tan contrario a los intereses del país. La notoria mala actitud de los funcionarios chilenos desde que se conoció la acción de la diplomacia boliviana, retomando la iniciativa en tan caro anhelo, el de reintegración marítima, debiera ser suficiente indicador de que no es mal camino; evitar bilateralizar, en diálogos improductivos ad aeternum. Ese es el más visible aprendizaje de nuestro Primer Mandatario desde que está en funciones: los estados tiene intereses, independientemente de las simpatías o no de sus eventuales representantes. Esto es válido para los temas de envergadura, desde luego no aplica a cosas intrascendentes. El tratamiento que merecemos en este asunto es ostensiblemente distinto del que dio al Perú, recién nomás cuando ese antiguo aliado en la Guerra del XIX presentó su demanda ante idéntico juez. La prepotencia la guarda para Bolivia. Y no hay que ser complaciente con ella nunca. Por ello, fue atinado asistir a esta segunda posesión de la Sra. Bachelet, con una agenda que hizo que tal visita no fuera a pasar desapercibida en Santiago. No es que de allí vayan a haber grandes vías de modificación de sus políticas, pero en temas como estos la convergencia de opiniones, desde luego de los nacionales, y todos los que a ella quieran sumarse, incluidos aquellos de esa nación vecina, hemos de mostrarnos persistentes. Mientras más democrático es un régimen más sensible a la opinión pública de sus respectivos ciudadanos. Eso sí, para que esa sea un vector que sume, las adhesiones han de ser resultado de la acción de denuncia razonada e informada y no episódica, que por ello sería volátil. Quizás allí, y solo allí, en el ámbito de la opinión pública, haya cabida para la “diplomacia de los pueblos”.

El lado oscuro de la política

Posted by Gonzalo Rojas Ortuste 17:43:00, under | No comments

(publicado en ANF julio 2014) Siempre que el panorama político me decepciona –y eso ocurre más frecuentemente de lo que quisiera- me repito a mí mismo que hay que poder ver los matices del gris, y ya con Goethe, lo multicolor del mundo. Pues ahora que varios nombres de conciudadanos y conciudadanas se conocieron con motivo de las listas para los cargos de elección popular y algunos alineamientos concomitantes, su poder de exorcizar mis humores negros no funcionó, y eso que estoy aprendiendo el poder del mantra… De todas formas me resisto a abandonarme al pesimismo, sobre todo cuando en octubre hay la posibilidad de cambiar, siquiera un poco, el paisaje actual. Por eso quiero reflexionar brevemente sobre lo que pudo haber pasado para que personas valiosas, hombres y mujeres, que en el pasado cercano mostraron su oposición al régimen actual por razones políticas que comparto y hoy declaran su favor al oficialismo; que en el fondo es lo profundamente humano que tiene esta actividad, “la más arquitectónica” solía decir el maestro de maestros, Aristóteles, que está orientada por valores éticos. En el otro extremo de la comprensión política está aquella que predica como decisiva la relación amigo-enemigo, y por ello no sería sino una extensión conveniente de la guerra. De allí el despliegue por la dominación, la intimidación, las limitaciones de dimensiones importantes de la vida diaria a esos opositores que finalmente los pone ante la difícil opción de declararse favorables hoy al binomio oficialista. No puedo condenarlos, porque recuerdo declaraciones valientes de ellos, de Doña Justa y de Don René, en el momento del abierto conflicto con el poder político que, embravecido, arremetió contra ellos. Ellos representan algo muy distinto de lo que un abogado cruceño, ahora candidato masista, sobre el que se conocieron públicamente denuncias de lo que lamentablemente es moneda corriente en la maltratada administración de la justicia boliviana, por lo cual ahora está en crisis aguda y de difícil solución. Esos acomodos a lo largo y ancho de este sufrido país son demasiado conocidos para sorprender. Lo curioso es escuchar proclamas de reconciliación entre los políticos oficialistas a la hora de justificar esas conductas, ellos que han hecho del rencor y la descalificación su manera predilecta de intervención pública. Se transmite actualmente, creo solo en cable, una serie ya atiborrada de premios, Game of Thrones donde unos jóvenes personajes, ambos luchando por el reconocimiento de sus severos padres gobernantes de reinos rivales, se enfrentan y uno es derrotado y hecho prisionero. Como está ambientada en época medieval, mediante la tortura el derrotado es sometido y se convierte en dócil servidor del repugnante victorioso. Rehuyo esa imagen como símil para entender el comportamiento de mis congéneres en el momento actual; pero, tozuda, esa imagen reaparece con la fuerza con la que la de Banquo atormentaba a Macbeth, no en vano eso ocurre en la tragedia del poder político por excelencia, y allí grandezas y miserias de lo humano. Sigo resistiéndome al pesimismo. Y por ello creo que minimalísticamente habrá que ver con lupa a quienes favorecer con el voto, puesto que al favorecer un determinado binomio para la cúspide del Estado, también opera para la elección del senador/a y del diputado/a plurinominal; es decir que con un voto podemos elegir a cuatro mandatarios. Lo del uninominal es más obvio y felizmente desde sus inicios el voto cruzado ya opera. Es verdad que no tenemos entre los miembros del panorana electoral de la clase política actual figuras de la entereza del recordado Marcelo Quiroga Santa Cruz, pero hay gente con merecimientos de valor civil y vocación de servicio, cierto que pocos y pocas, y a esos raros especímenes habrá que favorecer. Tiempos oscuros estos, pese al abigarramiento y bulla a veces con danza en los lugares menos esperados, como el atrio de la universidad paceña.