martes, 15 de octubre de 2013

Revalorizando el siglo XIX boliviano

Posted by Gonzalo Rojas Ortuste 16:48:00, under | No comments

(publicado en ANF -virtual- el 9 de Octubre del 2013) En los últimos años sobre todo historiadores, pero no únicamente, han ido elaborando revisiones y elaboraciones novelísticas (no necesariamente ficticias sino) pletóricas de imaginación con la fuerza que sólo este género posee: su talante omnicomprensivo, de retrato de época. Cito de manera indicativa el ¡Qué solos se quedan los muertos! de Ramón Rocha Monroy sobre la entrañable figura del Mcal. Antonio José de Sucre y Manuela, mi amable loca de Carlos Hugo Molina sobre esa asombrosa mujer que fue la amante del Libertador. Indudablemente ambas tienen detrás investigación historiográfica y las recomiendo ampliamente, pero hoy me quiero concentrar en los trabajos que buscan, desde la disciplina de la historia, modificar una mirada compasiva, cuando no abiertamente denegadora de ese periodo que, como tendencia de toda la región, lo que hoy llamamos América Latina se erigen como repúblicas significando una ruptura con el pasado colonial. En continuidad con los trabajos de José Fellman Velarde (quien consignó lúcidamente que figuras como Sucre y Andrés de Santa Cruz sentaron las bases para que el Estado boliviano sobreviviera los desastres posteriores) y de Alfonso Crespo con El cóndor indio sobre el mismo Santa Cruz, es probablemente don José Luis Roca quien más ha contribuido a esa necesaria revisión (hoy todo en su monumental Ni con Lima ni con Buenos Aires). En efecto, sobre la figura de Olañeta y figuras de ese entorno sostiene que “le recuerdo de los fundadores de Bolivia causa desagrado y rubor entre muchos de sus hijos quienes buscan descargar culpas presuntamente heredadas vituperando –véngale o no al caso- la memoria de aquellos próceres”. Don José Luis identifica con acierto el apelativo de “altoperuano” con toda la carga negativa que solemos darle y también confronta con vigor el trabajo del Prof. Charles Arnade cuyo título de su tesis doctoral añade el calificativo de “dramática” al surgimiento del Estado boliviano en la traducción boliviana de los 70s. Más grave, allí aparece muy explícita la caracterización de hipócritas y oportunistas de los doctores de Charcas, de “dos caras”. Los argumentos de J.L. Roca son tan poderosos que años después (1995) el propio Arnade, en gesto que le honra, tuvo que reconocer en analogía con el influyente nacimiento de la república de EE.UU. que: “Los nuevos hombres de 1787 redactaron la mucho más conservadora constitución estadounidense que, con sus enmiendas, sigue siendo la actual. Las generaciones de 1776 y 1787 se parecen en muchos aspectos a las bolivianas de 1809 y 1825; bajo algunos puntos de vista, los hombres que se reunieron en Filadelfia en 1787 eran también unos ´dos caras´ y se movían fundamentalmente por intereses personales” (Cfr. p. 158 de Una nueva mirada a la creación de Bolivia. Escenas y episodios de la historia. Estudios bolivianos. 2004. La Paz y Cochabamba: Los Amigos del Libro, volumen que compila trabajos entre 1952 y 1999). La cita precedente nos sirve para entender que en contexto tan cambiantes, como las que propugnaba el republicanismo en sus principios ciudadanos contra el monarquismo, es comprensible que hubieran también fuerzas que apostaran a ciertas continuidades y que fueran capaces por su peso específico y cercanía y conocimiento de los pasillos del poder resguardaran intereses más de grupo. Pero ello no impide señalar como efectivo cambio político el drástico cambio de principios políticos generales. Y es que la condición ciudadana llegó para quedarse, aunque su plasmación en términos de igualdad de derechos ante la ley haya tomado más de un siglo en efectivamente empezar a concretarse y haya de requerir formulaciones tan paradójicas como “ciudadanía diferenciada” para revertir viejas herencias coloniales, ya a finales del siglo XX. ¿Por qué es importante este cambio de perspectiva? Porque no podemos construir en la mejor tradición democrática, que se inicia en el mundo moderno con la república, si seguimos con mirada acomplejada y culposa de nuestro origen ciudadano. Así como fue necesario entender el choque de la “invención de América” (E. O´Gorman) hace más de cinco siglos que nos hace compartir desde entonces un destino globalizado y hoy ya ineludible, es necesario comprender la circunstancia que tan vívidamente nos muestran las creaciones literarias alrededor de esa figuras egregias como Sucre y Manuela Saenz, o más cercano a un pueblo llano, la figura de Pazos Kanki –todavía necesitada de tratamiento artístico- o; finalmente, ese tipo de tratamiento sobre la figura de don Andrés de Santa Cruz, que como un Napoleón andino necesitó el acuerdo de tres estados para recluirlo en una isla chilena, en la recreación de un colega del todo pertinente.

La responsabilidad democrática del MSM ahora

Posted by Gonzalo Rojas Ortuste 16:30:00, under | No comments

(Publicado en Agencia Nacional Fides y Nueva Crónica y Buen Gobierno Nro. 132, Oct. 2013) El partido que encabeza Juan del Granado, el Movimiento Sin Miedo, tiene un gran desafío ahora: contribuir a reinstalar el Estado de Derecho democrático en nuestro país. Así como Juan tuvo un importante papel en romper la impunidad del ex dictador García Meza y luego en la fiscalización al primer gobierno del Goni (Amayapampa y Capasirca), junto con los mejores cuadros del MBL y luego remontando el descalabro de sucesivas malas administraciones en el Gobierno Municipal de La Paz, hasta la transición generacional que posibilitó con el actual alcalde Revilla; ahora ha de ser parte de una coalición capaz de enfrentar al hegemón de turno, el MAS y sus abanderados, los que guían “el carro de corregidor”. No se trata de una mirada voluntarista, sino de atender con cierto detenimiento el panorama de las fuerzas políticas en el presente. El MAS y los actuales primeros mandatarios han sido en 2005 y 2009 los votados con mayoría absoluta y, respectivamente, PODEMOS y Convergencia Nacional (CN), aunque perdidosos, concentraron la oposición al MAS. También tenemos en mente que el MAS ya sufrió derrotas electorales en Sucre y en el Beni y en el ámbito nacional con la minoría que eligió a las cabezas del órgano judicial, que ya anunciaba el fracaso de esa vía de reforma en tan importante poder del Estado hoy tan venido a menos. Pero en ninguno de ellos el Presidente Morales y el vicepresidente eran, directamente, los candidatos. Con todo lo relativo y solo a efectos de argumentación rápida, digamos que las fuerzas que encabezaron Tuto Quiroga y Manfred Reyes Villa, eran expresiones de centro derecha; más bien reticentes a ciertos cambios que la mayoría de la ciudadanía boliviana aspiraba, varios de ellos vinculados a un mayor y mejor reconocimiento y visibilización de los pueblos indígenas y otras fuerzas populares y nacionales. Hoy el MAS, represión al TIPNIS de por medio y solo a título emblemático, para no repetir lo que en el propio diagnóstico del MSM ha hecho del MAS y sus tendencias caudillistas e intolerantes, ya no expresa esas fuerzas del cambio democrático y peligrosamente ha tomado ribetes que seriamente preocupan el curso de la salud de un régimen de libertades y de igualdad ante la ley, crucial en cualquier Estado de Derecho en el mundo contemporáneo. Por otra parte, la actual convocatoria a la conformación del Frente Amplio, no repite el sesgo caudillista de otras convocatoria anteriores, donde el jefe de alguna fuerza llama a coaligarse detrás de su candidatura presidencial, que la da por descontada. Ahora Doria Medina, figura visible de UN, intenta formar un abanico con varios líderes con un acuerdo democrático básico –y mucho por hacer en términos programáticos- donde las candidaturas serán definidas por aquel líder o lideresa que sea el más favorecido por algún tipo de encuesta ciudadana confiable, a la manera de una suerte de primarias para seleccionar esa postulación. Esas dos circunstancias, la no automática candidatura presidencial del convocante y la elaboración plural de un programa, son signos inequívocos de aliento democrático que no hay que desdeñar. No se trata tampoco de apuntalar un supuesto bipartidismo, ni tampoco juntucha de “todos contra Evo”. El bipartidismo, en una sociedad tan explícitamente plural como la boliviana (clivajes étnico-culturales y regionales), no tiene posibilidades de estabilizarse. Lo que sí es muy posible, es que el MAS y sus portaestandartes repitan por tercer periodo (y triquiñuela anticonstitucional) ante ausencia de posibilidades viables que puedan disputarle un electorado que sigue teniendo como “mal menor” a los oficialistas actuales. Y lo que está convocando el Frente Amplio, es a un proceso de articulación con énfasis ciudadano y republicano (independencia de poderes) y sin decisión cupular, por ello, al menos debe atenderse sin, de antemano, desalentar esa opción. Al inicio de este texto mencionamos los aportes de Juan y del MSM en el proceso democrático boliviano. Es claro que su bastión electoral es la ciudad de La Paz; pero esta su fortaleza ha sido también su debilidad en términos de proyección nacional. En su mejor desempeño en el periodo actual, las municipales del 2009 fue la segunda fuerza, muy lejos del MAS y así y todo consiguió arruinarles el festejo por su votación en las ciudades capitales de La Paz y en Oruro. Así, resulta que también necesita ampliar ese confinamiento regional y, con todo y las valiosas alianzas que conocemos con ciertas expresiones de las ciudades del eje, no parecen aportar la posibilidad de un caudal importante de votos para ser alternativa real de disputa al oficialismo actual, éste además envanecido por anteriores desempeños electorales y su tendencia al copamiento de otros poderes. ----------------------------- *GRO es politólogo y profesor universitario

Evo con Francisco, con fines políticos

Posted by Gonzalo Rojas Ortuste 16:25:00, under | No comments

Publicado en el suplemento Animal Político. La Paz, La Razón, 16 Sept. 2013. ¿Qué buscaba el Presidente Evo Morales al visitar al Papa Francisco? Desde luego propósitos políticos, porque eso caracteriza al Presidente y eso, también, lo ha llevado al alto sitial institucional que hoy ostenta. El Papa Francisco hoy representa los vientos de renovación más afines con la modernización/secularización y ecumenismo desde la desaparición del Papa Juan XXIII que llevó adelante el Concilio Vaticano II. En el contexto actual, su condición de argentino que lo convierte en el primer Papa latinoamericano también cuenta. Digamos rápidamente que este Papa es sucesor de Benedicto XVI, quien prefirió entregar a otro la tarea de emprender reformas difíciles contra grupos de poder encaramados en la curia. Las declaraciones del embajador de nuestro país ante el Vaticano y miembro de la delegación con el Presidente, Carlos de la Riva, ex jesuita, van en ese sentido. Hoy América Latina es el (sub)continente con más católicos del orbe, y aunque hay una disminución relativa por el crecimiento de las denominaciones evangélicas, unos y otros se reconocen cristianos y allí la figura papal sigue representando una referencia indudable de esa amplia feligresía. Con el desafortunado bloqueo aéreo que sufrió el avión presidencial boliviano en Europa hace poco, esas potencias europeas -y muy probablemente por la iniciativa estadounidense- le abrieron la posibilidad de proyectar al “hermano” Evo un liderazgo regional, que supla de algún modo el dejado por el fallecimiento de Hugo Chávez. Más no es sólo el plano internacional el que interesa al Presidente boliviano, sino, de manera nada secundaria, el propio electorado nacional. Como es sabido, desde que inició su presidencia, él no ha tenido buenas relaciones con la Iglesia Católica boliviana. Eso no le preocupaba cuando estaba aureolado como “el Primer Presidente Indígena” del país (y a veces con el entusiasmo llegaba a decirse de la región, olvidando al gran Benito Juárez). Después de la represión en Chaparina a la VIII Marcha del TIPNIS, queda muy poco de esa imagen y él mismo ha destacado (en la entrevista con Ismael Cala de CNN) su condición de “dirigente sindical”. Y esa caracterización es muy consistente con la base social que representa el núcleo duro de apoyo al gobierno del MAS y las mutuas lealtades. Los productores de coca del Chapare son, sin duda, esa base; y sin negar su peso en movilizaciones y capacidad de resistencia, en términos electorales no son suficientes para “reproducir el poder”. Por ello, hay en ese viaje una búsqueda por recuperar, sino legitimidad, al menos aceptación de sectores medios, esos más cercanos al catolicismo dado que en los sectores populares prima el sincretismo. Porque, aunque las encuestas nos muestran fortaleza relativa de la figura presidencial como candidato, esto se debe más a la debilidad de la oposición en su momento tan golpeada. Sin embargo, esa situación puede cambiar y acaso la formación de ese Frente Amplio recién anunciado pueda ser parte de ese cambio del balance de preferencias electorales, sobre todo si otras fuerzas opositoras como el MSM pudieran ser parte de ese entendimiento. En el plano internacional también la figura presidencial se desgastó (hubieron comentarios de otros mandatarios latinoamericanos y funcionarios españoles nada favorables en la difusión de los “wikileaks”). Téngase presente el encuentro en la escala previa en Madrid esta vez. También la figura del monarca español, otrora de gran predicamento, está afectada por algún escándalo personal y fundadas acusaciones de corrupción que llegan a la Casa Real. Y si comparamos eso, cuando con su famosa chompita a rayas el entonces Presidente electo Evo Morales visitó al Rey, factor importante de la todavía exitosa democracia española, parecían signos de tiempos auspiciosos y reconciliados para el mundo iberoamericano. Hoy la crisis económica española y el desgaste de una figura que parecía emblemática, más lo arriba señalado, han hecho su trabajo. Sabemos que el desgaste no es automático. Tiene que ver con acciones y decisiones específicas. Y aun en situaciones de fuerte polarización, hay líderes que han salido con alta aceptación, como es el caso de Nelson Mandela o más cercanamente Lula Da Silva. No se puede negar el proceso de inclusión que se ha retomado en Bolivia, que por lo demás es acumulación de la propia sociedad boliviana y sus despliegues de energía. Pero nunca puede ese dato ser justificativo para el reverdecer de la intolerancia ideológica del oficialismo. Y ahora ya es claro que este se dirige a toda disidencia, así provenga de antiguos aliados o compañeros. Ninguna democracia en nuestros días puede funcionar sin respeto a la disidencia, a las visiones no sólo plurales, sino incluso opuestas a las que predica el circunstancial actor mayoritario. En tanto se respeten las reglas básicas del orden democrático –digamos las contenidas en el ámbito constitucional vigente- todos y todas tenemos derecho a disentir, a discrepar, a generar controversia. Esa es la condición ciudadana, del orden republicano. Es en esa materia que el MAS y sus principales operadores han mostrado sus mayores limitaciones, y eso en democracia, así imperfecta como es, pasa factura. Por eso los desplantes presidenciales a la iglesia católica local, hace poco creíble un acercamiento a este segmento importante de ciudadanos y ciudadanas. Si gran parte de su ropaje ideológico del actual Presidente ha sido provenir “de abajo”, ¿cómo es que sólo puede entenderse con el “jefe máximo” en los palacios del Vaticano?, que por mucho que le incomoden a Francisco, allí recibe y despacha. *GRO es Doctor en ciencias del Desarrollo y politólogo. Prof. e investigador en el CIDES-UMSA.